Pero el método hipopresivo LPF no es sólo un método de entrenamiento hipopresivo si no que es mucho más. A través del conocimiento de cómo funciona el sistema muscular y miofascial del cuerpo, se ha desarrollado un trabajo que va mucho más allá de las pérdidas de orina o del abombamiento del abdomen.
Mediante un ejercicio voluntario de elongación constante, conseguimos no sólo ayudar a descomprimir el periné (suelo pélvico) si no que también ayudamos a que haya una descompresión en los discos intervertebrales, con la mejora que ello conlleva para los problemas de espalda. Además de eso, el trabajo de LPF hace especial hincapié en la corrección de la postura, habiéndose evidenciado mejoras incluso en personas con desviación de columna, como la escoliosis.
Por si no fuera ya poco con eso, en LPF seguimos un patrón de activación respiratoria muy específico, a fin de reeducar la faja abdominal y aprender a ejercer de manera natural menos presión en el suelo pélvico, tanto femenino como masculino. Esta respiración correctiva, a parte del efecto hipopresivo, también se ha demostrado que tiene mejoras en la capacidad ventilatoria, somos más capaces de coger oxígeno, y por lo tanto nuestro rendimiento deportivo se verá muy beneficiado. Imagínate lo importante que puede ser esto si hablamos de personas con enfermedades respiratorias como las EPOC.
Pero es que todavía hay más. Ese mismo patrón respiratorio, unido a la elongación constante de nuestro cuerpo, ha evidenciado de manera científica, un aumento de la estabilidad del tronco y del abdomen, e incluso un aumento de la flexibilidad de los isquiotibiales (la musculatura posterior del muslo)
En resumen, aquí va un listado de todas las mejoras que la técnica hipopresiva LPF puede hacer por ti, ¿a qué esperas para probarlos?